Como dueña de un estudio en la Ciudad de México, convivo con esa realidad más veces de las que me gustaría. Personas que hacen ciclismo, hacen pesas, o que dedican su vida de lleno al deporte llegan con lesiones fuertes a clase, porque sus médicos ‘les recomendaron hacer yoga’. Sobre qué estilo les sugirieron, los mismos pacientes no saben qué responder. Muchas veces, es su primera vez acercándose a la práctica. 

Muchas veces, incluso, no tienen claro qué les pasó, en qué momento, ni cuál es su diagnóstico. Tal vez sólo fue entrenando; tal vez, fue producto del desgaste físico que provoca la vida ‘finess’. Y sí, aunque parece irónico, muchas veces un estilo de vida en el que se le exige al cuerpo ir más allá de sus límites puede resultar en detrimento de las y los atletas. Esto se puede explicar fácilmente desde la filosofía del yoga: ninguna de estas personas, realmente, está entrenando desde el Ahimsa, el principio yóguico de no-violencia. Ésta es la razón.

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Ahimsa: el camino de la no-violencia en la vida Fitness 

De acuerdo con Ram Jain, especialista en escrituras védicas, la palabra ‘Ahimsa’ viene de dos términos en sánscrito. El primero es ‘himsa’, o violencia; el segundo, es el sufijo a–, que implica una negación. Este prinicpio del yoga, o ‘yama’, “nos anima a evitar la violencia contra nosotros mismos y contra otros seres”, escribe el especialista. 

Esto implica varias cosas. La primera, es intentar tratar a las demás personas, animales y a cualquier cosa que exista en el cosmos, sin la intención de violentarles. En sí mismo, esto ya parece un reto que podría llevar toda una vida dominar. Sin embargo, tiene otro rostro: la no-violencia hacia uno mismo. Pensemos en estas dos naturalezas como dos caras de la misma moneda: el Ahimsa hacia el exterior y hacia adentro. 

Muchas veces, como les pasa a algunos atletas, no tenemos la intención consciente de lastimarnos. Exigirnos de más, o sobrepasar nuestros límites por medio de la fuerza, es una manera de ejercer violencia hacia nuestra persona. En una clase de yoga es muy claro. Lo veo todos los días, prácticamente: cuando una alumna quiere obligarse a entrar a un arco muy profundo, por ejemplo, aún cuando su cuerpo no está listo, ésa es justamente una forma de violentarse. E invariablemente, puede generarles lesiones. 

Naturalmente, esto no aplica con los accidentes. Si alguien se cae y se lastima, no es una manera de auto-violencia. Sólo tuvo un accidente. El camino que escoja para sanar esa lesión, sin embargo, sí puede caminarse desde el ‘ahimsa’. Con paciencia, esfuerzo y movimiento consciente, es más probable que pueda sanar. Éstas, también, son las bases del autocuidado: una mirada más compasiva con el cuerpo y sus límites biológicos, que nos lleva a ver más allá de nuestras expectativas para observar la realidad tal cual es. Sin juicios, sin ejercer violencia. 

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¿Cómo aplico el ‘Ahimsa’ a mi vida Fitness?

“El primer paso para practicar Ahimsa”, recomienda Jain, “es tomar conciencia del daño que podríamos estar causando”. Un ejemplo práctico aplica para casi cualquier rutina de ejercicio (y sí, eso incluye la práctica de asanas, o posturas de yoga). Cuando algo duela, sencillamente no hay porqué hacerlo. Esto es diferente a la sensación de que el músculo está trabajando: es un dolor punzante, o un pellizco. En ese momento, hay que salir de la postura o detener la actividad física.

Aunque las redes sociales nos presionen a llevar cierto estilo de vida, o seguir cierta rutina de ejercicio, lo principal es recordar que cada cuerpo es diferente. La ‘vida Fitness’ —lo que sea que eso quiera decir— debería de adaptarse a las necesidades y capacidades de cada practicante, en la disciplina en la que se desempeñe. Finalmente, ‘fitness’ significa eso: estar en forma, de acuerdo a las características naturales de cada quién.

De esta forma, además de evitarnos lesiones y situaciones dolorosas a nivel físico, también podremos llevar una vida más consciente. Más allá de las posturas retadoras, ése es el fin último de la práctica de yoga. Quizás, se puede extrapolar a otras formas de ‘vida Fitness’, también

Acerca de Fitpass 

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Por: Andrea Fischer

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Andrea Fischer realizó su certificación de 200h en la sede holandesa Arhanta Yoga Ashrams. Con más de 10 años de práctica personal, fundó Bodai Yoga (@bodaiyoga): un estudio boutique en la CDMX, en enero de 2022. Desde entonces, el espacio es partner de Fitpass. Ha sido editora de National Geographic en Español, Muy Interesante México, y colabora para distintos medios globales.